
Alguna vez fui joven y atrevido. Puede ser que me gustara ganar, pero nunca a toda costa. Además, para que negarlo, jamás tuve excesiva sutileza para ello. Puede que si tuviese “físico” (entiéndase aguante o capacidad de trabajo durante muchas horas, es decir, sacrificio)
Pero hay días y días, igual que hay épocas y épocas. Aquello pasó.
Hace 2 días un amigo mío me mandó una carta que había estado “rumiando” tras observar un hecho a todas luces injusto. Me preguntaba si yo “que tengo fama de niño malo” me parecía bien publicarla o más bien “enterrarla”.
Me pareció raro que Miguel, así se llama mi amigo, me dijese que yo tenía “fama de niño malo”. En realidad no es así. He pensado en esa afirmación y por eso os decía que si, quizá otrora, en alguna ocasión, fui “joven y atrevido” pero aquello pasó. Ahora solo vivo para mi familia y mis amigos. En absoluto soy “un trepa” o un “guerrero”. Ya solo me resta, y es mucho, disfrutar como disfruto de cada momento del día. Pero volvamos a la carta.
Alguno recordará que de vez en cuando utilizo este blog para desahorgarme (¿os acordáis de “mi particular visión de la crisis”? o incluso la muy reciente sobre “la patata” que tan buena acogida ha tenido al menos entre lectores “urbanitas”)
Y es que de pronto necesitas, lo notas, descargar tensión, disminuir presión, abrir la espita, subir “echando leches” a profundidades lejos de la presión de aplastamiento (mi símil favorito debido a mi amor por lo submarinos)
Creo que es lo que ha pasado a Miguel porque es lo que me hubiese pasado a mi si yo hubiese sido el que experimentador de esa experiencia.
Miguel es agricultor, hijo y nieto de agricultores. Es presidente de una cooperativa oleícola, también alcalde de su pueblo… Es decir es una persona que sabe lo que es el campo y como trabajando al máximo, exponiendo un enorme capital, tomando unos riesgos que ni invirtiendo en bolsa para que, en el mejor de los casos sacar un jornal y unos ligeros beneficios que te animan a seguir invirtiendo y cuando no puedes más pues eso a cobrar la paga de jubilado por ser autónomo del campo con 800 €.
¿Y a tu alrededor? Pues lo de siempre, el sector servicios que cobra la coca cola como si se tratase de una botella de reserva, de políticos que desaniman, de corrupción tipo Gürtel, de alcaldillos que cobran más de 200000 €/año, y con pensiones de jubilación que ellos mismos se han puesto y que llegan al límite máximo… Con diputados que con 7 años cotizando va que chuta para recibir su “superpensión” de jubilación; Mientras un “mortal” debe cotizar más de 30 años… y no hablemos del gobierno que esos solo con jurar o prometer o con alguna de esas nuevas y exotéricas formas podemitas ya lo consigue…
Y mientras un jornal de vendimia está en menos de 60 € por un día de sol a sol, otros han cobrado, con dietas y prebendas, del orden de 6000 €/mes durante 300 días por ir 2 veces al Congreso o al Senado a decir “si” o “no” y ahora siguen…. Y a disfrutar de sus despachos climatizados y su cafetería subvencionada y de vez en cuando a levantar el puño o a darse golpes de pecho y tú, cabrón, quita los chupones de las olivas y pide a Dios, o a la muerte que quizá escucha más, no dejarte un ojo en el intento porque los riñones ya te los dejaste hace décadas.
En fin, que me desparramo. Lo que quería contaros es que Miguel ha dejado una carta de un hecho que prefiero que os lo cuente él mismo.
Aquí va la carta de Miguel
El pasado día 28 de octubre tuvo lugar la Asamblea General Extraordinaria de Caja Rural Castilla La Mancha. En el orden del día figuraba la elección de Presidente y la renovación parcial del Consejo Rector. Las votaciones que tuvieron lugar, por parte de los delegados de los casi 73.000 socios de la entidad, cumplían con el protocolo establecido para cualquier proceso electoral libre, democrático y transparente; había urnas y el recuento se hizo con minuciosidad y precisión. Sin embargo, para cualquier observador imparcial, los resultados obtenidos fueron motivo de sorpresa y ponían en duda el rigor, la credibilidad, la transparencia o la imparcialidad de unas elecciones supuestamente libres e independientes. En primer lugar había el mismo número de candidatos que de puestos a cubrir (incluidos los suplentes). El candidato a presidente (médico de profesión) salió elegido con el 99,5 de los votos. La renovación de los Consejeros no era realmente una renovación, ya que tres de las cinco vacantes fueron cubiertas por las mismas personas que ya ostentaban ese cargo en la etapa anterior, y lo más sorprendente es que los tres sacaron exactamente el mismo número de votos (692.028). Este resultado es más improbable, desde el punto de vista estadístico, que acertar los cinco números de la lotería primitiva. Las otras dos vacantes, una era porque el consejero saliente se presentaba como candidato a presidente y la otra porque el candidato había renunciado a su reelección. Es decir que de renovación nada. Los cinco candidatos “oficiales” sabían de antemano que iban a salir elegidos, igual que los dos suplentes (dos ex directivos de La Caja), que también sabían con anterioridad, y lo tenían asumido, que ese era el destino para el que habían sido llamados. Solo había un candidato espontáneo, un ingenuo que creía que estos puestos se cubrían atendiendo a los criterios de capacidad y mérito, de entre los socios de la Entidad, que tuvieran un apoyo de los votantes proporcional a su curriculum y trayectoria profesional. Por supuesto que este candidato no fue elegido, ni como suplente, y sufrió una derrota casi humillante, pues sacó el 0,056% de los votos emitidos. Con el resto de los puestos a cubrir (interventores y miembros del comité de recursos) tampoco hubo ninguna sorpresa, los titulares salieron elegidos titulares y los suplentes salieron suplentes.
La gestión de Caja Rural Castilla La Mancha debería basarse en principios de ética y estética. No dudo que se ajuste a los primeros, pero si es manifiestamente mejorable respecto a los segundos. Para conseguir mejorar esto es necesario cambiar el estilo, abrir la entidad a todos sus socios, evitar pactos , acuerdos o alianzas preelectorales y sobre todo no tener miedo al cambio que pueda suponer la entrada de savia nueva en los órganos de gobierno.
Dicho esto, alguien se preguntará ¿pero quién manda realmente en Caja Rural Castilla La Mancha? Pues “el aparato”, un grupo reducido de personas que quieren que las cosas sigan como están, que no quieren sorpresas, ni cambios, ni regeneración institucional. Este grupo de poder utiliza los nombramientos de los máximos órganos de gobierno de la Caja para pagar favores o para comprar adhesiones. Así ha sido y me temo, por las declaraciones continuistas del nuevo Presidente, que así va a seguir siendo.
Como todos sabemos, la mayoría del capital social de Caja Rural Castilla La Mancha está en manos de sus empleados, un grupo de personas bien disciplinadas y bastante vulnerables, por su condición laboral, a las consignas o recomendaciones emitidas desde la “superioridad”. Este colectivo ni quiere ni puede manifestar ningún tipo de crítica, discrepancia o sugerencia que no esté de acuerdo con la línea oficial. Por este lado no esperemos ningún tipo de cambio.
Yo soy el ingenuo candidato al que hacía referencia anteriormente. Pensarán que estos comentarios son el recurso al pataleo de alguien que ha sido pisoteado en las urnas, y puede que tengan razón, pero me consta que este sentimiento es compartido por muchos pequeños accionistas de nuestra Caja que no tienen la posibilidad de influir y mucho menos de participar en las actuaciones, políticas o decisiones que marcarán el futuro de la Entidad. Desde aquí hago un llamamiento a todos los socios, a los agricultores y ganaderos, a las pequeñas cooperativas, a los trabajadores y a todos aquellos que sienten la Caja Rural como algo suyo para que unan sus voces y consigan que esta institución recupere su espíritu fundacional y vuelva a ser lo que todos queremos, una cooperativa de crédito que garantice protección, apoyo y seguridad a todos los profesionales, asociaciones y emprendedores del mundo Rural.
Miguel Cervantes Villamuelas
Presidente de la Cooperativa Santa Ana de Villanueva de Bogas